En 2008 la agencia de arquitectura del gobierno holandés (Vlaams Bouwmeester) anunció una competencia internacional que buscaba ideas para la construcción del Campus de Oost, bajo el slogan que parafraseaba a Magritte: “Ceci n’est pas … en Administratief centrum”.
El proyecto ganador, del estudio dirigido por Carlos Arroyo en Madrid, optó por un radical re-uso del gran edificio industrial existente, incluidas las fundaciones, pisos, estructuras de soporte, la piel exterior, aislamiento, impermeabilización, y todos los servicios y equipos recuperables: central de poder y calefacción, tuberías de agua, mangueras contra incendios, alcantarillado e, incluso, zonas de aparcamiento, el vallado y el acceso.
Para transformar la vasta sala industrial – con un tamaño mínimo pero con una máxima espacialidad- se diseñó un espacio público protegido interiormente, envuelto en un “paisaje luminoso de nubes blancas” hechas de finas cáscaras de GRG (yeso y fibra) para cubrir el gran espacio interior.
texto via Plataforma Arquitectura
No hay comentarios:
Publicar un comentario