9 nov 2012

Istanbul, día 3

El tercer día de nuestra estancia en Estambul lo comenzamos visitando el palacio Topkapi y el jardín que lo rodea, Gulhane.

De la vista al palacio lo más interesante fue poder pasear por las estancias donde vivía el aren del sultán. Fue curioso descubrir que las concubinas tenían diferentes niveles dependiendo de su relación de afecto con el sultán y la cantidad de aprecio que este le profesase. La madre del sultán era por así decirlo la que reinaba en estos aposentos del palacio y la que dirigía al educación de las mujeres del sultán. El mayor rango en el aren se conseguía cuando la concubina concebía un hijo varón para el sultán. Ser la madre de la descendencia del sultanamet le otorgaba el mayor nivel dentro de las esposas y pasaba a formar parte de la familia por así decirlo del sultán y a vivir en la parte del palacio donde se educaba a la descendencia del sultán. Todas aquellas mujeres que aún no habían llegado a este rango vivían con los nenucos, hombres castrados que atendían todos sus deseos.



Patio de las estancias de las concubinas


Camino que recorre el sultán al entrar en el aren




El resto del palacio no posee características a destacar o que empeñezcan por ejemplo la grandeza de la Alambra o la belleza del Alcazar de Sevilla. Sólo quizás las vistas al bósforo que demuestran la localización estratégica del enclave y una vez más nos recuerdan la riqueza y complejidad histórica y cultural de Estambul. La ciudad donde Oriente y Occidente se encuentran.



A la salida del palacio fuimos a visitar la mezquita más grande de Estmabul y que compite en importancia con la Azul, la Mezquita Suleymana. En los tiempos del esplendor del sultanato, en los alrededores del templo se daba alimento y educación a los sin hogar y mendigos de la época. Un complejo de edificios y jardines rodean la mezquita. Muchos autores de la época destacaron que en los principios del sultanamet y la religión musulmana era a diferencia de la Cristina muy generosa con el prógimo y bajo la palabra de ala daba  cobijo al que lo necesitaba.





La situación de la Suleymana esta en lo alto de la ciudad de Estambul, y sólo por contemplar la ciudad desde aquí merece la pena la visita.







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